Un código QR (Quick Response Barcode o «código de respuesta rápida») es un sistema de almacenamiento de información en un código de barras de dos dimensiones.
La ventaja fundamental respecto del código de barras tradicional es que nos permite introducir mucha más información, siendo más amplio el abanico de posibilidades o usos que le podemos dar.
Se trata de un estándar que permite representar en un gráfico bidimensional hasta 4.296 caracteres alfanuméricos.
Otro de los aspectos destacados es que, a diferencia de otros formatos de códigos de barras bidimensionales como el BIDI, su código es abierto y sus derechos de patente no son ejercidos, permitiendo que cualquiera pueda usarlos.
Se caracteriza por los tres cuadrados que se encuentran en las esquinas y que facilitan el posicionamiento para su interpretación.
Los códigos QR pueden leerse desde smartphones, tablets o PCs por medio de dispositivos de captura de imagen (escáner, cámara de fotos) y un software que interpreta la lectura y realiza la acción que indica el código.
La compañía japonesa Denso Wave, subsidiaria de Toyota, lo inventó en el año 1994 y durante quince años fueron adoptados por muchas aplicaciones industriales para la gestión de inventarios.
La incorporación de software que lee códigos QR en los teléfonos inteligentes ha permitido que se desarrolle una corriente entre agencias de marketing y empresas, que palparon una oportunidad para utilizar estos códigos para conectar el mundo físico con la Red.
¿Qué información pueden contener?
Podemos usarlos para pasar nuestra tarjeta de visita, la URL de nuestra web, una dirección, la localización en un mapa sobre la ubicación de una empresa, una imagen, un documento pdf, un vídeo corporativo, etc.
Por lo tanto representan una apuesta en el mundo del Marketing, la Publicidad y el Consumo.
En el siguiente artículo, Eduardo Cano (Director de Internet y Nuevas Tecnologías de Parques Reunidos) nos ilustra con campañas de Marketing reales llevadas a cabo por distintas compañías en los úlimos años: Las 10 mejores y más innovadoras campañas con códigos QR
Para hacernos una idea del alcance que está teniendo esta tecnología, hace sólo unos días el Ayuntamiento de Madrid anunciaba que va a poner en marcha una experiencia piloto para identificar a los enfermos con Alzheimer mediante un código QR colocado en un colgante o pulsera. Fuente original: Madrid prueba un código QR para identificar a las personas con Alzheimer
¿Cómo se crean?
Para crear un código QR necesitamos un generador de códigos QR.
Existen aplicaciones para Windows, Linux y Mac pero lo más rápido y sencillo es utilizar servicios en línea. La mayoría permiten la creación de códigos a partir de una Url, texto, teléfono, vcard, sms, e-mail, etcétera.
Hay infinidad de generadores QR-Code:
Otros servicios nos permiten generar el código introduciendo una serie de parámetros a través de una url:
Incluso existen extensiones para Google Chrome:
¿Cómo se leen?
Para leer o interpretar un código QR es necesario un dispositivo con cámara de fotos y un lector compatible.
En Internet puedes encontrar numerosos lectores capaces de interpretar estos códigos.
Nilo Vélez (Desarrollador Web y CTO & Co-founder de 50 Gramos) nos ofrece diez lectores gratuitos para iOS, Android, BlackBerry, Symbian, Windows Phone, Mac: Top 10: lectores gratuitos de códigos QR
¿Tendencia u oportunidad de negocio?
Con una penetración importante en Japón, siendo el sistema de codificación más utilizado (los jóvenes se tatúan este código con información médica), su impacto no ha sido el mismo ni en Europa ni en Estados Unidos.
Quizás debido a una serie de inconvenientes que no han conseguido resolver:
- Si hay problemas de señal o cobertura, complicará el acceso a la información.
- Dificultades para leer el código, dependiendo de la ubicación del mismo – al aire libre, expuesto al sol – o por un tamaño excesivamente pequeño.
- Como no es una funcionalidad integrada en los dispositivos, los usuarios tienen que descargar apps de terceros que permitan el escaneo accediendo a la cámara de fotos, para así poder decodificar la información.
- Debido a que cualquier usuario sin ningún tipo de conocimiento puede hacer uso de ellos, hemos pasado a verlos como un método menos profesional y más de a pie.
- El ojo humano siempre será mucho más sensible que la cámara de un smartphone. Si un posible consumidor se encuentra subido en un vehículo o caminando con prisa, es prácticamente imposible que su teléfono capte el código de forma correcta. Sin embargo, memorizar una página web y teclearla al momento en nuestro navegador siempre es una opción más fácil.
- Muchas de las tecnologías alternativas, como Near Field Communications (NFC) y el reconocimiento visual (VR), son cada vez más viables comercialmente, superando muchos de los inconvenientes de los QR.
Google, tras una serie de pruebas, decidió optar por otras tecnologías como NFC para aplicaciones como Places o Wallet.
Fuente: Bakia
Su uso real es excesivamente bajo. Pocos son los usuarios que sacan de sus bolsillos su «smartphone» para realizar un escaneo.
De hecho, el 84% de las empresas españolas que han utilizado en alguna ocasión códigos QR reconoce que han presentado proyectos incorporando esta tecnología con el objeto de «crear una sensación de vanguardia», según datos de Selenus, consultora especializada en social media. El 52.9% asegura que lo utilizará en sus próximas campañas publicitarias, pero de cara al usuario lo cierto es que su uso es más bien escaso.
Desde mi punto de vista, aún tienen recorrido por su condición de ser gratuitos en la mayoría de los casos pero su evolución dependerá en gran medida de los usos más complejos que se les pueda dar y de la capacidad para aportar mayor valor a los usuarios.
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